La pregunta puede parecer sencilla, pero la búsqueda de respuestas puede apuntar a una serie de caminos más complejos que contribuyen no solo a la comprensión del público objetivo de las representaciones hiperrealistas en arquitectura, sino también a problematizar cuáles son sus objetivos. Si bien el público al que va dirigida la imagen no es precisamente el cliente de un proyecto que realmente se va a construir, este método de representación tiene como uno de sus mayores atributos la promesa de ofrecer una imagen muy cercana a la «realidad». Por esta razón, las representaciones hiperrealistas a menudo se confunden con imágenes fotográficas, que en este caso representan el edificio ya construido.
Este enfoque se basó en un proceso de mejora constante de tecnologías, software y técnicas de renderizado, con la aparición paralela de oficinas especializadas en la producción de modelos electrónicos e imágenes hiperrealistas.
En arquitectura, la visualización tridimensional –ya sea a través de modelos físicos, bocetos, collages, etc.– es fundamental para la comprensión del proyecto por parte de una persona que no esté familiarizada con dibujos más técnicos y bidimensionales, como cortes o planos de planta. Con el desarrollo de representaciones hiperrealistas, las visualizaciones alcanzaron niveles de detalle muy elaborados. Las configuraciones de rugosidad, reflejos y demás parámetros de cada textura del entorno se suman a la minuciosidad en el posicionamiento de la cámara y la edición de imágenes en un proceso conocido como postproducción, generando así una escena casi fotográfica.
Si todos estos recursos pueden, por un lado, ofrecer una idea cercana a lo que se entiende por «real», por otro lado, también ayudan en la construcción de una nueva percepción del mismo. Es decir, los límites entre lo real y lo virtual se vuelven poco claros y, precisamente por esta razón, son capaces de forjar una idea de cómo se verá el edificio cuando se construya. Esta situación es recurrente, por ejemplo, en los renders utilizados para anuncios de proyectos inmobiliarios que desconocen el entorno construido, haciendo creer que el edificio tiene amplias vistas de paisajes naturales con el fin de impulsar las ventas.